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Todas las Navidades,Juan ponía el árbol de navidad para adornar su casa. Uno de esos años, a pocos días de Navidad, golpearon su puerta. Era su amigo, el viejecito Bernardo, que venía desde el pueblo para invitarle a pasar las fiestas navideñas con él y su familia, porque pensó que su amigo en su casa de campo se iba a sentir muy solo.


Bernardo llegó tremendamente cansado y Juan le invitó a que se sentara a descansar. Normalmente se tardaban nueve días en llegar caminando desde el pueblo hasta la casa de Juan , pero Bernardo, debido a lo resbaladizo que estaba el camino, había tardado el doble.

Sólo faltaban tres días para Navidad y Bernardo estaba muy triste porque sabía que no le iba a dar tiempo a llegar a su casa de nuevo, junto a Juan y celebrar las fiestas en familia. Juan, preocupado por su amigo, estuvo dándole muchas vueltas a la cabeza pensando en cómo podía ayudar a su amigo.

Finalmente el travieso Juan, planeó ¡un viaje increíble! Fabricó un trineo con un trozo de madera de un mueble viejo que tenía en su desván y que después iba a ser guiado por sus tres perros. Y así fue como, con voluntad y amistad, Juan y Bernardo celebraron juntos la Navidad. Juan con su árbol y Bernardo con su familia.

Escrito por Javier.

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